sábado, 15 de enero de 2011

Comenzando el año

     Año Nuevo...., ¿¿¿vida nueva???...., pues de momento nueva, lo que se dice nueva,  no esta siendo,  aunque no pierdo la esperanza.
     Después de las fiestas navideñas, hemos vuelto a sumergirnos en esa rutina que  no por ser lo malo conocido,  tiene que valer más que lo bueno por conocer.  Y mirad que no soy yo contraria a las rutinas,  ni mucho menos.  No me gustan los sobresaltos en el día a día y prefiero mantener los niveles de adrenalina a cero,  o sea,  ni frío ni calor.
    Pero teniendo en cuenta que mi rutina actual deja bastante que desear, aceptaría de buen grado cualquier mejora que se ofreciera, aunque no fuera para montar unas fallas o una mascletà.
     Y la cosa no sólo no mejora,  sino que este mes tiene el añadido de que cumplo años,  algo que dejó de ser divertido cuando cumplí dieciocho y se convirtió en una putada (con perdón) a partir de los veintiocho,  ya con dos txurumbeles,  es decir con el deber cumplido,  en cuanto al mantenimiento de la natalidad nacional y sin esperanzas de ningún agradecimiento por parte esta patria a la que he surtido de futuros cotizantes.
     Deberían hacer como en los videojuegos y regalarnos alguna vida,  en forma de añitos mozos extras,  para compensar el fin de la misión y que nos diera energías de más para sobrellevar estos años de educación infantil que suponen un gasto superextraordinario de energía física y sobretodo psíquica.
   Pues eso,  que como al parecer a mí lo que me marca son las edades acabadas en ocho,  el día veintitrés de este mes,  marcará un nuevo hito en mi vida porque cumplo.... ¿¿¿a que nadie lo adivina???...,  efectiviwonder,  cumplo treinta y ocho añazos con lo cual es muy posible que se esté acercando mi apocalipsis particular.
    El resultado de tan poco deseado día puede ser totalmente imprevisible.  Desde que se me queden las cejas blancas,  sí madre, a  mí también me salen canas en las cejas (otra divertida herencia familiar),  hasta que por arte de birilibirloque,  me cambie el metabolismo de la noche a la mañana y se me ponga un tipazo a lo Catherine Zeta Jones...... ¿¿¡¡queeeé!!??...de ilusión también se vive,  joer.
    En cualquier caso,  mucho me temo que voy a tener que seguir lidiando con mi no trabajo,  con no sueldo.  Con mis hijos que suspenden las asignaturas cual puntos de baloncesto,  o sea,  a pares.  Con esta facilidad para engañarme día a día a mi misma,  al prometerme cada noche empezar al día siguiente la dieta y llegar a la ocho de la tarde,  dándome cuenta de que me la he vuelto a tragar doblada.
     Vamos que voy a seguir con mi rutina,  que como no sé a que departamento tengo que dirigirme para cambiarla por haberme salido defectuosa,  mucho me temo que la voy a tener que aguantar hasta que llegue la nueva temporada y pueda mirar a ver si encuentro algo que me entre sin apretar,  ni caerse y lo guarde forever de fondo de armario.

1 comentario:

  1. Dice Yoli que no puede poner comentarios ni entrar en lo de la familia, voy a probar

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