Bueno, aquí estoy con el primer balance de estos meses por tierras madrileñas, que he de decir que han dado para bastante. Mucho bueno y algunos momentos que, no por predecibles, son mejor aceptados. Y es que hemos tenido una baja familiar y, aunque se trataba del miembro más veterano de la familia (noventa y dos añazos, había cumplido), nos ha dejado a todos con una sensación un poco extraña, como de desconcierto. Supongo que es debido a que en mi familia (afortunadamente) hemos sufrido pocas bajas y hace bastante tiempo de ellas, por lo que no tenemos demasiada costumbre. Quizás algún día tenga la suficiente inspiración para hacer honor a su historia y dedicarle un post a mi aitite.