miércoles, 19 de enero de 2011

De dietas e inglés de garrafón

     Pues nada,  que  casi sin enterarnos estamos ya a más de la mitad del mes de enero.  Y lo malo es que a medida que pasan los años,  más rápido corren los días y cuando nos queramos dar cuenta,  vamos a tener encima el verano.  Y yo con estos pelos,  o mejor dicho, con este cuerpo tan parecido al del muñeco símbolo de cierta marca de neumáticos, con nombre de ex-jugador del Real Madrid cuando era pequeñito.
    Y es que se van pasando los meses y mi mentalización para lo del cuerpo diez,  tiene visos de ser un espejismo que ya no me creo ni harta de alucinógenos.  Hay que ver,  que difícil es la vida de los anarquistas dietéticos.  Que es que es decirme que no puedo comer algo y en seguida me sale la vena rebelde esa de "¿y eso quien lo dice?...,  yo como lo que me da la gana",  y claro así me va.  Porque yo soy mucho de decir eso de que "lo que no mata, engorda" y por lo visto, soy inmortal.
   Pero que  no se vaya a pensar nadie que esto es cosa mía,  ¡¡nada de eso!!.  Es mi estómago,  que va por libre y se monta sus propias revoluciones.  Y como al parecer me ha salido del PP,  es decir, que no me aporta gran cosa,  pero es una mosca cojonera que no se calla ni debajo del agua.  Pues al final,  para que se calle,  procuro tenerle siempre entretenido y vamos de digestión en digestión.  Y no se conforma el señorito con fruta y ensaladas,  ¡¡que va!!.  Este tipo de alimentos pasan directamente de mi boca a la zona de reciclaje,  sin pasar por la casilla de salida.  No se molesta ni en digerirlo.
     La cuestión es que pasan los días y no veo el momento de empezar la dieta.  Y además con esto de que no como en casa pues es más complicado,  porque me alimento a base de sandwiches y bocadillos y mientras no saquen un microondas que pueda conectar al mechero del coche para calentarme los "tuperguares",  mucho me temo que mi dieta no va a mejorar.
    Además,  como no voy a comer,  si por algún lado tengo que quemar la ansiedad.  Que entre hipotecas, recibos varios y niños desquicia-madres,  bastante bien estoy.  Mi hijo,  el de las tres canastas,  al parecer no ha tenido suficiente con suspender más de la mitad de las asignaturas el trimestre pasado,  para que le entre la inspiración y ponerse a estudiar.  Se ve que piensa que  ha debido ser algún fallo de comunicación mental con sus profesores y que no es necesario hincar los codos.  Es más,  dado que le ha ido tan bien hasta ahora,  considera que no necesita  prestar más atención en clase,  razón por la cual (supongo yo),  se dedica a leer libros de aventuras durante las clases,  imagino que pensando que ya le llegaran los conocimientos por inspiración divina.
    Afortunadamente,  también debo decir que en el caso de mi hija,  los dos cates recibidos si parecen haberle servido de revulsivo y ahora está bastante más aplicada,  recibiendo incluso varias felicitaciones por parte de su tutora.  Aunque me cueste sangre,  sudor y lágrimas que acabe diariamente sus deberes,  porque se ha llegado a tirar cuatro horas,  de reloj,  para acabarlos.  Pero por lo menos los acaba,  que ya es más de lo que estaba haciendo hasta ahora.  Vamos a ver si le dura la inspiración y con un poco de suerte,  también le contagia algo al hermano.
     Bueno....,  no todo es tan perfecto con su nueva inspiración académica.  Ahora le ha dado por contestarme con palabras sueltas en inglés,  idioma que creo que hasta ahora no se había percatado que se estudiaba en su clase,  pero que ahora parece haber descubierto y lo utiliza con más o menos acierto en cuanto puede.  Un ejemplo de ello ha sido esta mañana cuando le he dicho que recogiera algo que había dejado tirado y me ha contestado: "jiguat??"....."¿qué has dicho?", le he preguntado extrañada. "Pues jiguat", me ha dicho. "¿y eso que es?", le he preguntado temiéndome lo peor. "Pues ¿el qué?....he = el y what = que"......Madre mía, que daño ha hecho el Gomaspuminglish.

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