viernes, 24 de diciembre de 2010

¡¡¡Feliz Navidad!!!

   Más de una semana, lo sé, no tengo ni pizca de vergüenza. Pero la semana pasada fue una semanita de lo más movida y la verdad es que no he tenido ni tiempo, ni inspiración ni, sobre todo, ganas para ponerme a escribir. Además con esto de las fiestas, bastante tiene una con pensar lo que se va a regalar al personal, pensar cenas y comidas navideñas y poner perejil al San Pancracio de turno, para ver si toca la lotería de Navidad. Lo cual, claro está, no ha sido el caso, porque si no, aquí iba a estar yo.
   Para empezar, me pasé media semana de visitas hospitalarias porque mi padre tuvo la gran idea de tener una angina de pecho el martes de madrugada (que no sabe este hombre que hacer para llamar la atención) y nos ha tenido en danza toda la semana. Porque además estuvo casi todo el tiempo en la UCI, con las consiguientes restricciones para las visitas y nos tuvo yendo y viniendo al hospital y haciendo pases de modelos con los "supersofisticados" patucos verdes que teníamos que ponernos cada vez que entrábamos.  Que no sé si es que piensan que vamos a liarnos a patadas con el personal y nos los dan para que al menos la paliza sea higiénica. Porque por lo demás no le veo la utilidad a cubrirnos los pies y no el resto del cuerpo.
   Bueno, lo importante del asunto es que tras el susto, el patriarca familiar ya está de nuevo en casa, después de pasar por el taller y ponerle las piezas de recambio, con las recomendaciones de los médicos y las broncas familiares, para que se comporte.
   Además de la ruta hospitalera, he continuado con mi infructuoso periplo laboral, o sea que no he vendido ni una chapa, pero igualmente he tenido que salir a vender (o no vender, si hablo con propiedad), aunque la semana pasada fuera un fiasco total. Esta semana no es que haya sido para tirar cohetes, pero al menos he vendido un par de cajitas que han animado un poquito el tema.
   El sábado, mi hija le de los rodamientos podales, tuvo partido y esta vez ganaron. Jugaban en casa, lo cual siempre es bueno y aunque al principio me temí lo peor por lo bien equipados que venía los del otro bando, que parecían de lo más profesional (sobre todo comparados con los nuestros, que van vestidos de restos), al final se vio que, mucha fachada pero a la hora de la verdad no eran para tanto.
   Y en esta semana prenavideña en la que nos encontramos, lo más destacable ha sido la finalización de los entrenamientos hasta después de Navidad y la entrega de los boletines de notas, pero es este un tema sobre el que no me siento preparada para hablar todavía, porque la cosa no ha ido bien, nada bien. Y como está muy feo poner a parir a la descendencia propia, me voy a callar hasta que se me enfríen un poco lo ánimos y pueda contarlo con cierta calma.
   La Nochebuena la paso con mi señor padre y sin niños, que la pasan con el suyo, lo cual agradezco enormemente, porque no sé si  hubiera podido ser capaz de evitar la tentación de ponerles en la comida navideña algún aliño especial, que evitara el sufrimiento que les espera el trimestre próximo.
   Así que nada, espero que paséis todos unas buenas fiestas y no hagáis nada que yo no haría.

   Esto es una idea, por si no sabéis que preparar para la cena...

No hay comentarios:

Publicar un comentario