miércoles, 3 de noviembre de 2010

Feliz cumple Iker!!!

    Me pongo en un momentito a dar cuenta de los últimos acontecimientos ocurridos en el seno de ésta, mi familia. Porque aunque no pensaba entretenerme en escribir nada hoy, he pensado que se me va a aburrir el personal y además, teniendo en cuenta esta gran memoria que me ha sido dada por ese ser todopoderoso, llamado San Genoma. He pensado que mejor hago un repasito hoy, porque si no, se me van a olvidar la mitad de las cosas.
    Bueno, primero y lo más importante de el día de hoy. Mi sobrino el canijo ha cumplido hoy su primer año y parece mentira que hayan pasado doce meses ya, desde que le vimos la cara esa de bruto que sacó al nacer. Pero sólo al nacer, que conste, que ahora es una monada y el niño más simpático del mundo y parte del extranjero, que diría mi padre.
      Aparte del acontecimiento del día. Ayer fuimos al reconocimiento médico de la niña rodante, para que le hagan ya la ficha definitiva del hockey y pueda jugar partidos. Le hicieron un electro y fue tallada y pesada, cual quinto premiliciano, aunque por desgracia no completaran la jugada y me la ingresaran en algún cuartel durante un añito.
      Después pasamos a ver al doctor, que me dijo que el corazón bien, gracias. Y luego empezó a tomarle medidas de contorno,  como si le fuera a encargar la equipación a Vittorio y Luchino. Después le tomó la tensión, que al parecer tiene exactamente igual que hace cinco años (cuando se apuntó a gimnasia rítmica y pasamos por todo el proceso de la ficha, para que al mes se aburriera y lo dejara). Luego pasó a medirle las pulsaciones en reposo y le dijo que hiciera treinta sentadillas, a lo que se quedó mirándome con cara de boba hasta que le aclaré que sólo tenía que agacharse y levantarse. Y claro, pasó lo que ya le había pasado también hace cinco años. Que mi hija no parará un momento y está todo el día dando botes, pero a la hora de la verdad tiene menos fuelle que un acordeón de plástico, y cuando le volvió a tomar las pulsaciones, estaba que se le salía el corazón por la boca.
    Y entonces llegamos al momento cumbre, que es cuando le hacen inclinarse hacia adelante para mirarle la espalda y veo que la mira y la remira, pero no la hace levantar. Al final me dice a mí que me ponga delante de la niña y la mire yo desde esa  posición a ver que me parece, y efectivamente veo que tiene un lado de la cadera más bajo que el otro. Después le hace pegar los hombros a la pared y metiendo una mano entre su espalda y la pared a la altura de la cintura, le dice que intente aprisionársela sin despegar los hombros. Finalmente, después de varias contorsiones dignas de un profesional, consiguió pillarle la mano, eso sí, formando con su espalda la letra de su inicial. 
     Así que naturalmente, hoy me he ido disparada al pediatra con mi sinuosa hija, intentando organizar en mi mente como me las iba a apañar con el tiempo, para rehabilitaciones, natación y rezando por que no le fuera a poner un corsé o algo así, porque entonces iba a tener que buscar también tiempo para llevarla al psicólogo a ella y al psiquiatra a mí misma. Afortunadamente, mi pediatra es un quita-histerias profesional y en cuanto le he dicho que ayer estuvimos en el reconocimiento médico del polideportivo me ha dicho "no me lo digas, la niña tiene chepa"; "no, tiene la espalda como una carretera de montaña", le he dicho yo. A lo que me ha contestado que esa era su segunda opción y que el médico deportivo le ha mandado este mes como treinta críos con lo mismo.
     Le ha mirado la espalda otra vez y me ha dicho "¿ves? aquí tiene una chepa, vamos como la mitad de los niños de su edad", porque al parecer en estas edades de estirones, es de lo más normal que los niños se chepen, retuerzan y anuden y luego se estiren sólos, como si nada hubiera pasado. Le ha observado la "columna vertical" (como la ha definido hoy mi hija) y me ha mandado a mi casa con sus bendiciones y un "haaala, tranquilita", que me ha dejado tan fresca y libre de problemas médicos, para poder centrar toda mi  preocupación en la lista de la equipación que me pasaron ayer y que hay que comprarle. Por lo que  ahora voy a tener que ponerme a planificar, de dónde saco el tiempo para instalarme todos los días en una rotondita que pille libre, a ganarme los duros para equipar a mi ese con ruedas.

1 comentario:

  1. Pues decía que menos mal que no es nada, que no gana una para susutos con los críos. A ver si ahora me permite dejar el comentario

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