sábado, 2 de octubre de 2010

Pobre sí, pero no pobrecita

     Esto de ser pobre es un coñazo. A ver, no es una conclusión a la que haya llegado ahora mismo, de repente. Ya estaba yo empezando a sospechar desde hace algún tiempo que esa desazón que se agarra al estómago (no impidiendo en absoluto, comer compulsivamente); esa incapacidad para poder dormir en condiciones durante toda la noche, afectando gravemente al esplendor del cutis; y el aumento de la angustia, casualmente coincidente, con la llegada de fin de mes. Mucho me temo que todo esto va a tener algo que ver, con el hecho de no tener ni un puto duro (5 céntimos para los modernos).
    Y diréis, pues como casi todo hijo de vecino en este país. Pues sí, pero aquí de quien nos estamos compadeciendo ahora mismo, es de mí, los demás si quieren compasión que se monten un blog y lloren por su cuenta. A ver que va a ser esto
    Pues eso, que está una que no tiene ni para palillos de marca. Que en las tiendas de los chinos ya me conocen tanto, que cualquier día me dan la llave para que abra yo. Claro que ahí se han caído con todo el equipo, porque me cierro por dentro y ya no salgo. Ya les enseñaré a mis hijos a pasarme las lonchas de paleta de jamón por debajo de la puerta (que triste, ni siquiera jamón del bueno me puedo permitir para los allanamientos).
     Y lo malo es que donde yo vivo, ni siquiera hay metro o tren. Aquí sólo hay autobuses, y encima hay una birria de servicio, con lo cual, no da para nada. Además, a mí en los autobuses no me da el mismo rollo para ponerme en situación, para decir lo de "es mu triste de pedir, pero más triste es de robar", que una será pobre, pero tengo que meterme en el papel para interpretar la escena, y si no puedo recorrer vagones tambaleándome, no es lo mismo.
    Para rematar la jugada, mis torturadores favoritos (defínanse como "hijos"), mañana van a hacer la  matanza simbólica del cerdo, o sea, que va a abrir las huchas y se van a fundir los ahorros (¡¡tienen ahorros!!), en comprarse sendos netbooks, o para los que todavía usan"walkman", ordenador portátil de los pequeñujos.
   Y esta pobre desgraciada, no sólo tiene que seguir viviendo en el pozo de la miseria tecnológica más absoluta, sino que encima tengo que verme humillada por este par de tragones devorasubsidios, que a partir de mañana se van a dedicar a restregarme que ellos tienen un juguete nuevo y yo no. De todas formas estoy casi segura, de que a no mucho tardar, mi querida hija hará alguna de las suyas (no es que el otro no haga nada, pero es que esta tiene un historial, puf), y entonces podré castigarla sin ordenador y usarlo yo. Y ya sé que es vergonzoso, pero en la guerra todo vale y yo tengo el podeeerrrrr....., JAJAJAJAJJAJAJAJAJA (risa diabólica)

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