martes, 5 de octubre de 2010

La canción de la dieta

Con tres rodajas de piña,
que va en lata y no se pela,
no como pan, ay que pena,
yo me voy a "demorir".
Aquel bocata que ansiaba,
por verdura, he suplido,
quiero comerme un cocido,
no caldo con perejil.
Y la hambruna me desvela,
las neuronas no me siento,
provocando un desaliento,
que cierro la puerta y agur.
Y aquí está, es la posdata,
mientras escucho a "Estopa",
me voy a cambiar de ropa,
y dejar de hacer el gandul. 

    Bueno, como habréis imaginado por esta explosión poética, he retomado la dieta (mira, otro pareado, voy a valer para esto). Y digo retomado, porque a lo que he estado haciendo durante el último mes, se le puede llamar de todo, menos dieta. Pero  este fin de semana, en un ataque de gula incontrolada, he llegado a un punto, en el que me era imposible comer más. Y eso en mí, es muy chungo.
    Así que, después de un finde comiendo como una auténtica cerda, hasta casi reventar, decidí empezar la dieta el lunes. Pero claro, eso es más fácil de decir que de hacer, porque no soy persona que aguante con estoicidad la sensación de hambre, y se me pone unan mala leche, que estoy pensando aprovechar la contingencia, y meterme a picoleto, que ya llevo la mitad del trabajo hecho.
     Con lo cual, volvemos a las ensaladitas, que afortunadamente me gustan, pero eso no hace que me quiten mejor el hambre porque, aunque al principio si parece que sacian, a la de una hora tienes la lechuga a la altura de los tobillos. Y encima es diurética, entre eso y el té, estoy empezando a plantearme si no será mejor montar  una hamaca de esas de colgar en el baño, para no tener que hacer tantos viajes. Que además por la noche me desvelo y con esto de ir doscientas veces al baño, me estoy tragando todas las temporadas de "Farmacia de guardia" , que la reponen a las cinco y pico de la madrugada.
      Y encima para colmo, tengo que ver como los desagradecidos de mis hijos, se dejan en el plato las patatas fritas o los trozos de tortilla de patatas, ¡hombre, por favor! que no parecen hijos míos. Que esas cosas se comen sin hambre, porque dejar una patata frita en el plato es un pecado capital y debería haber alguna ley en contra de las personas que hacen eso, sobretodo si lo hacen estando con alguien que hace dieta y muchísimo más aún, si me lo hacen a mí....¡¡¡jopetas!!!

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