miércoles, 6 de octubre de 2010

Aaaaaaaaaayyyyyyyyyyyy!!!

    Hay momentos en la vida, en los que no puedes evitar darte cuenta de cómo pasa el tiempo, dejando atrás tantos años de juventud y vitalidad, antes dadas por supuestas, y no siendo valoradas en lo que en realidad valen. Pero los años pasan, inexorables. Dejando una huella, no sólo visible en las posibles arrugas de la piel o la canas, sino otros signos, invisibles a simple vista, que te hacen darte cuenta de que todos envejecemos y no hay ninguna manera de detener este proceso inevitable. Y aunque haya personas que intenten, hacer ver que por ellos no pasa el tiempo, mediante cirugía o grandes cantidades de maquillaje, finalmente el resultado es para todos el mismo, porque el avance de la edad es imparable y demoledor.
Acojonaitos os tengo ¿a que sí?. Que no, que es coña, que no me he pasado al lado místico, pero me hubiera encantado veros las caras mientras leíais lo anterior, jajajaja. Pardillos.
     Pero vamos, que lo que tengo que contar, es básicamente lo mismo, sólo que sin que haya que ponerse traje y corbata para leerlo. Y es que, queridos míos, me hago vieja. Y habrá algun@s de vosotr@s que estaréis pensando, que ya os gustaría tener mi edad. Sí, lo sé y lo entiendo en vuestro caso (jeje). Pero como ya en dicho en algún otro post anterior, aquí estamos para hablar de mí, y mis penalidades.
     La razón de esta repentina repentina clarividencia acerca de mi persona es que me duele todo el cuerpo.¿Es normal que duelan las uñas?. Porque hasta eso me duele, empezando por las susodichas de los pies y acabando en la última cana teñida de mi cabeza (cuatro contadas, a ver que os vais a creer).
    Como ya conté ayer con gran alegría, voy a empezar a trabajar como comercial-vendedora (todavía no tengo muy claro el término), y ayer recibimos la primera mercancía, que recepcionamos mi "boss" y yo. Pero que por falta de tiempo no colocamos, dejando esta tarea para hoy. Teniendo en cuenta, que ayer tuvimos que vaciar los palés, porque no se podían meter enteros en el almacén, y las cajas pesan un "egg", aunque ayer me cansé por el movimiento, por lo demás estaba bastante bien. 
    Sin embargo, ya esta mañana me he levantado con un sospechos  dolorcillo en los brazos (donde se supone que puedan estar mis bíceps), que aunque un poco molesto, era bastante soportable. Pero luego, nos hemos ido a organizar toda la mercancía que metimos ayer en el almacén y eso ha sido el principio del fin.
    Vamos a ver, mientras me estoy moviendo y cargando cajas, pues me canso y sudo como un pollino, pero por lo demás lo llevo bastante bien. Pero claro, hemos parado para ir a comer. Y aunque prácticamente no me he sentado, no dando así lugar a que se me enfriara demasiado la musculatura (jeje, musculatura, me parto), de todas formas la vuelta al trabajo después del descanso me ha hecho darme cuenta de igual le he perdido yo algo de costumbre a esto del ejercicio.
     Pero claro, lo peor ha sido cuando hemos terminado, porque he cometido el craso error de sentarme nada más llegar a casa, pensando en descansar diez minutos y luego meterme en la ducha a quitarme la capa de dos centímetros de mugre que me cubre. Y ahora estoy sentada ante el ordenador, escribiendo este post, con la espalda totalmente recostada en el respaldo y medio tumbada y un pierna encima de la mesa (y eso sin romperme nada), planteándome hasta que punto la mugre es tan mala como la pintan, que seguro que protege de los rayos ultravioletas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario