viernes, 10 de septiembre de 2010

Socorro, llegan las vacaciones

   Cuando vives en una zona turística, sabes que durante ciertas épocas del año. La paz y la tranquilidad, relativas, en las que vives normalmente, se ven drásticamente transformadas en, ruido, dificultades para aparcar, colas en los supermercados, etc.
   Lo más chocante de esto, es que muchos de los turistas que vienen, también sufren la misma drástica transformación, respecto a su comportamiento, en comparación al que tienen en sus ciudades de origen.
    Y no me refiero con ello únicamente a la forma de vestir, que de repente aquí se pierde la vergüenza, y andan todo el día medio en pelotas. Porque sí, van en bañador o bikini, pero en sus ciudades de origen, aunque vayan a la piscina, no van normalmente, por medio de la calle en ropa de baño, se ponen sus vestiditos, camisetas, pantalones, etc. Aquí, sin embargo, tienes que ver las chichas de todo hijo de vecino que, si bien, hay algunos y algunas, a los que da gusto ver, hay otros que....., uff.
   Otra de las cosas que hacen aquí, que de ninguna manera harían en sus casas, es andar siempre por en medio de la carretera, como si estuvieran en el pueblo. Ya puede tener la calle, unas aceras de seis metros de anchura por cada lado, que ellos van por la carretera. Con lo cual, vas en el coche y tienes que ir esquivando turistas, porque si los atropellas, encima se lo toman a mal. ¡¡Y no les pites!! Porque entonces, te montan unos pollos, que como no salgas de ahí escopetada, todavía te arrean con la sombrilla.
   Porque esa es otra, y en esto ya hay que meter a los del pueblo también. Llegado el buen tiempo, a todas horas encuentras ejércitos de gente cargados con, sombrillas, sillas plegables, neveras portátiles, etc. Ocupando todas las calles, las carreteras (los turistas) y las aceras (los del pueblo), de modo que, vayas en coche o andado, el ir a cualquier sitio se convierte en una verdadera gymcana.
    ¿Y hacer la compra? Eso es para mí lo peor. Porque no soporto hacer cola en las tiendas, y una que está muy mal acostumbrada a, durante el resto del año, tener como mucho a dos o tres personas por delante. Cuando llega la temporada alta, se forman unos pifostios en todos los supermercados, que casi te dan ganas de hibernar, aunque no sea la época adecuada para ello, sólo por no tener que hacer la compra. Además, cuando pasa lo más gordo, por ejemplo en este mes de septiembre en que estamos, que ya se ha ido el grueso del turismo (y no me refiero a un señor muy gordo), pero aún queda gente. Por alguna razón, en los supermercados, reducen a la mitad el número de cajas activas, con lo cual tienes que seguir haciendo colas enormes.
  Yo entiendo, que viviendo en la zona en que vivo, es importante para la economía de la localidad (y para la mía normalmente), que vengan los más turistas posibles. Pero, es que dan taaanta guerra.

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