sábado, 11 de septiembre de 2010

La alegría de la huerta

   Mi cuñada, la de mi hermano pequeño, es capaz de conseguir, si se lo propone, que Fraga baile Breakdance.
   Es la alegría hecha persona, siempre dispuesta para un sarao, y nunca se cansa. Porque si bien, a veces, la puedes ver tirada en el sofá, como si estuviera al borde del coma. Sólo tienes que sugerirle, cualquier actividad que suponga pegar botes (o sacar la coctelera), para que te suelte un "¡¡Vale!!", y resucite.
   Su madre, debía andar medio loca con ella y su hermana, porque, para más inri, tiene una gemela, y no me puedo imaginar lo que haya tenído que ser, criar a dos como ella al mismo tiempo. Para no levantarse de la cama de puro agotamiento.
   Le gustan mucho las pelis de miedo, de esas que te tienes que pasar toda la peli al borde del infarto o, como en mi caso, no mirar ni escuchar, en la medida de lo posible, en cuanto empieza a sonar la  musiquilla esa siniestra, que anuncia que algo va a pasar. Y tiene en casa, varias muñequitas de esas diabólicas, que te dan un mal rollo que no veas, hasta que te acostumbras a ellas. Mi sobrino, que está viendo esta decoración desde que nació, estará totalmente inmunizado a todo lo sangriento y cadavérico, lo cual le vendrá muy bien, para ser forense.
   Y aunque ha tenido un año y pico un poco fastidiado con la salud, y todos sabemos que lo ha tenido que pasar bastante mal. No se le ha oído quejarse, y se ha mantenido siendo como ella es siempre. Y, a pesar de que, cuando coincidí con ella este verano, la vi un poco más tristona de lo habitual. Creo más bien, que era de puro aburrimiento, por la recuperación tan larga y pesada que está aguantando.
   Pero aburrirse, la verdad, no puede aburrirse mucho, con el trabajo y el enano. Y muy pronto, aún menos, porque mi sobrino, "el sonrisas", está a puntito de arrancar a andar, y cuando esto llegue, es posible que, por fin, veamos a mi pobre "kuñá", agotada. 

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