miércoles, 8 de septiembre de 2010

¿Dónde están las llaves, matarile, rile, rile.....?

   Como casi todos en este mundo, a mi hijo, le ha llegado la hora de madurar. Ya tiene doce años y este año empieza en el instituto. Va a tener que empezar a valerse solo, para coger el autobús de ida y vuelta, cada día. Enterarse de dónde están todas las cosas y del funcionamiento de su nuevo instituto. Yo soy una de las muchas personas, que pienso que les sacan demasiado pronto del colegio. Por que, aunque no es que fuéramos demasiado espabilados, tampoco, el par de añitos más, que estábamos nosotros en el cole, durante la EGB, nos daban esa pizca de espabile, y los centímetros que nos faltaban para estar un poco más a la par con los veteranos.
   Hoy le he hecho su primer juego de llaves de casa (y espero que el último). Y cuando las he tenido en la mano, no he podido evitar que se me encogiera el corazón. No, no es por el rollo ese de que "ay, que se nos hacen mayores". Es que mi hijo tiene un despiste, integrado de serie, que me echo a temblar, pensando que pueda tener un juego de llaves de mi casa, a su alcance.
   Lo de la madurez, es algo que, no es que no le haya llegado, es que no creo que entre en sus planes, durante muchos, muchos años. Y vale que es un hombre, y no podemos esperar demasiado. Pero ese vivir continuamente en los mundos de Yupi, es muy posible que acabe con él, a las cuatro de la tarde, esperando en el parking vacío del insti, despotricando contra el conductor del bus, que llega tarde.
   Porque las cosas que le pasan a mi hijo, nunca son culpa suya (muy masculino eso también, que curioso). Siempre es culpa de otro que no se entera, o se explica mal, o pide cosas imposibles. Un ejemplo, de estas cosas imposibles es una frase, épica, que le soltó una vez a mi hermana.
   Él siempre ha tenido problemas de psicomotricidad, tanto fina, como gruesa. Y durante un tiempo, tendría el angelito unos siete años, le tuve en casa haciendo algunos ejercicios, que se suponía. debían ayudarle a mejorar esos problemas. Mi hermana, había venido de visita y se puso con él a ayudarle a hacer la gimnasia. Unos de los ejercicios, consistía en, tumbado en el suelo, levantar un poco una pierna, y mover el pie formando círculos, para mejorar la movilidad del tobillo. Mi hijo levantaba la pierna, y movía el pie. Lo de los círculos, ya era otro cantar. Así que mi hermana, le cogió el pie, y moviéndoselo ella, le dijo "ves, tienes que moverlo así, haciendo círculos". A lo que mi enano (que es así de chulo) le dijo, mirándola todo serio "a mí los círculos, no me salen. Yo como mucho, te puedo hacer triángulos, ¿ves?". Y se quedó tan fresco, mientras mi hermana, claro está se partía de risa con la ocurrencia.
   Hace poco, he redecorado la cocina, y para tener más espacio, cambié el microondas de sitio, pero vamos, que está como a un metro y pico de donde estaba. Bueno, pues mi hijo se quedó sin desayunar ese día, porque decía que "como se iba a calentar el colacao, si habíamos quitado el microondas". Por no hablar, de que puedo cambiar el color de mi pelo de rubio platino, a negro azabache, y viceversa, y quizás, a la de un par de meses, me diga que si me he cortado el pelo.
   Por todo esto, me parece a mí. Quizás alguien pueda entender, por qué me entran palpitaciones al saber que la seguridad de nuestra casa, ahora, también depende de él.

1 comentario: