Los milagros existen

       Bueno, finalmente ha ocurrido. El mundo se ha vuelto loco. No es que hasta ahora haya estado muy cuerdo, no nos vamos a engañar, pero por lo menos las cosas seguían unos esquemas establecidos. Cierto es, que dichos esquemas no gustaban nada más que a unos pocos, normalmente los que habían establecido los susodichos esquemas. Sin embargo nos hemos hecho a ellos y cada uno aguanta lo que le ha tocado y punto. 

      Todo este rollo filosófico, viene a que ha ocurrido en mi vida un hecho tan trascendental como increíble, y aunque aún temo despertar un día y descubrir que esto no ha sido más que un sueño. Lo cierto es que mientras eso no ocurra, esta es ahora mi nueva realidad. Mis hijos han sacado (¡¡los dos!!), un notable en matemáticas.

   Sí, ya lo sé, es increíble. Sobre todo partiendo de la base de que mi hija aprobó por los pelos esta asignatura en junio, y mi hijo directamente la suspendió, porque para qué andarse con chiquitas, las cosas se hacen bien, o no se hacen. Pero ha ocurrido este milagro, que me hace plantearme, si es posible que haya alguien allá arriba, y no me refiero en el segundo. ¿Existe acaso alguna fuerza sobrenatural, capaz de realizar este tipo de milagros? ¿Puede ser que haya seres de otros planetas que, con una tecnología por nosotros desconocida, puedan transmitir los conocimientos desde la distancia? ¿Cómo es posible que Liv y Steven Tyler sean familia?.

   Tantas y tantas preguntas sin respuesta. Nada que me haga entender, como ha podido aparecer, de la nada, ese pozo de sabiduría en el seno de mi familia. Y ahora, no puedo evitarlo, tengo miedo. Miedo a que esto sólo sea un espejismo y descubrir que el oasis que creo percibir entre la neblina de mi delirio, no son más que dunas de arena, transformadas en cincos raspados o, ¡no quiero ni pensarlo!, notas inferiores al aprobado.

   Pero he de hacerme fuerte y sonreír rn estos momentos de volátil felicidad que me han sido concedidos, y esperar preparada a que la vida me aseste el siguiente golpe, y no es que quiera ser pájaro de mal agüero o me guste revolcarme en el barro de los sinsabores. Y es que, seamos realistas, en mi famlia somos de letras.