martes, 14 de septiembre de 2010

La cruda realidad

   El otro día, cuando iba por la calle, me paró una chica para hacerme una encuesta. Normalmente, si tengo un momento, suelo pararme y hacer este tipo de cosas. Porque quien ha currado, o tiene conocidos que lo han hecho, en este tipo de trabajos, en los que tienes que patearte las calles y abordar al personal, con muy pocas esperanzas de que te hagan caso, pues sabemos lo que es.
   La cuestión, es que el tema de la encuesta era referente a la salud y la alimentación, y procedía (¿a que nadie lo adivina?), de una de las varias empresas que hay, dedicadas a la venta de productos naturales, para adelgazar y mantener tu cuerpo sano (o eso dicen).
   Después de hacerme la encuesta, que duró un par de minutos, me dio un papelito, en el que se me ofrecía un estudio gratuito del estado general de mi cuerpo, además de la posibilidad de probar, también de forma gratuita, una de esas plataformas vibratorias, tan de moda ahora.  Al cabo de un par de días me llamaron por teléfono para citarme, y hoy he acudido a mi cita con la salud.
   Al entrar, me han tomado los datos, y me han hecho contestar a varias preguntas referentes a mis hábitos alimentarios, de consumo de agua y sobre el ejercicio que realizo habitualmente. Después me han medido (por cierto, que he encogido), y me han hecho subir en una plataforma que, al parecer, además de pesarme, averigua mi índice de masa corporal (IMC), mi masa grasa, y mi masa libre de grasa, además del nivel de agua que tiene y requiere mi cuerpo. Después me han medido la cintura, y entonces ha empezado la disección de los datos recogidos.
   Aunque pueda parecer increíble, me han dicho (evidentemente, no con estas palabras), que estoy como un tonel. ¡¡¡OH, DIOS MÍO!!! ¡¡¡QUÉ SORPRESA!!!. En el informe que te dan, es todo como muy bonito y colorido, con franjas horizontales divididas por diferentes colores, en las que el rojo, no es bueno. Y, ooohhh, nueva sorpresa, ¿a que nadie adivina en qué nivel de color están todos mis marcadores?. Y según este informe, mi cuerpo necesita más, de los dos litros y pico de agua, que me estoy metiendo entre pecho y espalda todos los días. Pero, ¿es que estamos locos?.
   Y a medida, que iba recibiendo todas estas informaciones, mi mente ha vagado, y me he encontrado a mí misma interrogándome. "Entonces, estas piernas mías, con el grosor de dos secuoyas de cien años ¿no son normales?. Esas chichas que rodean mi cintura, cual airbags protectores ¿no son de serie?. ¿No son naturales, esas carnes que recuelgan de mis brazos, dónde quizás, debieron estar los tríceps? Y acaso, ese babero de piel, que cae hacia abajo, continuando mi barbilla ¿no debería estar ahí?.  Oh, Dioses del Olimpo, ¿es cierto lo que dicen? ¿Es posible que esté ....¡gorda!?". Pos va a ser que sí.
   Después de hacerme partícipe de este increíble hallazgo, acerca de mi persona, se me ha ofrecido la posibilidad de usar la maravillosa plataforma vibratoria. Y dado que me han hablado bien de ella y tenía ganas de probarla, me he dicho que total, ya me habían machacado, así que de perdidos al río.
   Y eso que se ve en la tele, de la señorita monísima que se sube en la plataforma, y se tira los diez minutos arriba sonriendo, es un bulo. De momento, de pie, sólo he estado al principio. Y puedo asegurar, que con lo que se menea eso, bastante hay con sujetarse a las barras, como para tener tiempo de sonreír. Luego, me han ido haciendo colocarme de diferentes posturas; sentada, tumbada de lado, mirando para un lado, o para el contrario. Vamos, como el Kamasutra, pero sin disfrutarlo.
   Y ahí me han tenido algo más de diez minutos, en los que mis chichas han saltado, vibrado y bailado sin parar y sin sujeción posible. Que yo bastante tenía, con no caerme de la máquina infernal. Y después de todo esto, he llegado a la conclusión de que, mejor ya sigo yo con mi dieta, y me quemo las grasa por mi cuenta, como buenamente pueda. Aunque bien mirado más que grasas, después de tanta vibración, de lo que posiblemente esté rellena ahora mismo, sea de mayonesa.
  

3 comentarios:

  1. jajaja!! ke exageradaaa!!
    besitosssssssss

    ResponderEliminar
  2. ¡Aaaaaaaaaaaayyy, que me parto, ja, ja!

    ResponderEliminar
  3. Bueno, míralo por el lado bueno, ya no tienes que comprar mayonesa para la ensaladilla

    ResponderEliminar