domingo, 19 de septiembre de 2010

En pie de guerra

   Un par de  pregunticas. ¿Cómo cuánto de ilegal es matar a alguno de tus hijos? Y si te los cargas a los dos ¿te hacen un 2x1?.
   Si no me hace falta matarlos mucho, sólo un poquito, y lo puedo hacer sin que sufran y sin manchar nada. Es que estamos llegando a un punto en el que es, o ellos, o yo. Y, la verdad,  no nos vamos a andar con hipocresías, que puestos a elegir... 
   Y yo me pregunto, ¿pero que habré hecho yo para merecer esto?. A este par de trepanadores de cerebros, que van hincando y retorciendo el instrumental (no he podido resistirme a poner el enlace que es buenísimo), hasta hacerte gritar de desesperación.
   Erase un niño, a un mando a distancia pegado. Esta es la descripción exacta, de mi hijo mayor. Que como se han acabado las vacaciones, y entre semana no le dejo ver la tele. Se levanta por la mañana, lo más temprano que puede, y se lanza sobre el mando a distancia, cual Iker Casillas sobre el "Jabutani". Y ya no lo suelta en todo el día. Se lo lleva al baño, a la mesa cuando come. Hubo una vez que se fue a la calle con el mando en el bolsillo.
    Pero hoy ya ha llegado a un límite en el que he estado a punto de hacerle tragar el mando, para que no lo pierda. Esta mañana, se ha despertado al oír que sonaba el teléfono, y se ha intentado levantar. Afortunadamente, como le conozco, en cuanto ha puesto el primer pie fuera de su habitación, le he soltado un "ni se te ocurra", acompañado de una mirada, que le ha debido acojonar bastante, porque se ha vuelto a la cama sin rechistar.
   Cuando ha llegado la hora de comer, ha dicho que no tenía hambre todavía. Yo le he dejado, porque ha terminado tarde de desayunar. Al cabo de un rato, le he vuelto a preguntar a ver si tenía hambre y me ha vuelto a decir que no. Yo ya me estaba oliendo el percal, porque le conozco como si le hubiera parido, y el quit de la cuestión, es que no le dejo comer delante de la tele. Y claro, él ha ido alargando el asunto, hasta casi las cinco de la tarde, cuando ha dicho que iba a merendar (lo cual, si le dejo hacer con la tele). Claro, yo le he dicho que ni de broma, que si tenía hambre se calentase la comida. Y ha empezado a despotricar diciendo, que cómo iba a comer a esas horas, y que entonces no comía. Naturalmente, le he dicho que, "ahora", sí que iba a comer, quisiera o no. Sin tele y sin protestar, a no ser que quisiera que le amputase el mando. Con lo cual ha comido, a toda leche, pero ha comido.
   A todo esto, mi hija, la psicokiller, se ha dedicado mover las cosas de su cuarto de un lado a otro, según me iba diciendo que había recogido una parte u otra, del cuarto. ¿Que le digo que recoja la mesa?, pues vacía la mesa y lo pone todo en la estantería. ¿Que le hago recoger la estantería?, pues todo metido debajo de la mesa, detrás de la cama, en los cajones de mala manera. Y así llevamos todo el fin de semana. Cuando la semana que viene, me dé un ataque de locura y ya no aguante más. Cogeré una bolsa de basura, e iré arrasando por toda la habitación. Y cuando llegue del colegio la señorita, llegarán las lágrimas, y los "pero yo eso no quería tirarlo". Que la Escarlata O'hara, era una aficionada comparada con mi hija, cuando saca su vena dramática. Llora, como  si la estuvieran matando. Y te pone esa cara de pena, con esos ojos, a lo gato de Shreck, que seguramente acabarías flagelándote con los cordones de los zapatos, si no la conoces bien. 
   Actualmente, estoy dudando entre,  irme a alguna casa de acogida para madres maltratadas o, sacarme  un cursillo acelerado de derecho, para defenderme a mi misma, cuando se me vaya la olla del todo. Porque cualquier día de estos, no respondo.

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