lunes, 27 de septiembre de 2010

El que nos quita la paz



   Me toca hablar de mi hermano, el que va inmediatamente detrás mío y que además, es el mayor de los chicos. Y con el que, por edad, y por afinidad de gustos pasé más tiempo durante nuestra infancia y adolescencia. A los dos nos gustaba leer y los juegos de mesa (o sea, el Trivial), para entretenernos en casa. Y tuvimos durante bastante tiempo el mismo grupo de amigos, y es con el que he convivido durante más tiempo (primero en casa de mi madre, y después en la de mi padre), antes de independizarnos definitivamente.
   ¿Qué puedo decir de mi hermano?....No, en serio..., ¿qué puedo decir?. Aparte del hecho de que se ha pasado media vida chinchándonos a todos los hermanos, y cuando creció, y cogió confianza, también a mi madre, a mi tía..., y vamos, a todo el que se ponga en su camino. De hecho, no sé como no le hemos echado ya de la familia, si es un plasta y un listillo. Supongo que será, que ya nos hemos acostumbrado a él. Y a estas alturas, ya nos resultarían aburridas las veladas familiares, si no tuviéramos que controlar de vez en cuando, que nueva jugadita se le habrá ocurrido (como echar pimienta a las uvas de Nochevieja).
   Además, ahora tiene a su señora esposa (véase: arrejuntada), que es la que tiene que sufrirle, y ella, incomprensiblemente, lo hace sin que nadie le obligue. Porque uno no puede elegir a su familia, ¡pero ella sí podía!. Pero bueno ella sabrá, mientras no nos lo devuelva, puede hacer lo que quiera con él.
   Una de las cosas que he estado tiempo esperando, es que tuviera hijos. Porque, con sus sobrinos, se ha encargado durante estos años de hacernos ver, que si los niños fueran suyos, estarían muchiiiísimo mejor educados. Y como suele decirse, la venganza es mejor sevirla bien fría. Porque, aunque han tardado un poco en ponerse a ello, por fin, les ha llegado la descendencia.
   Y la susodicha descendencia, les ha venido en forma de pequeña diablesa rubia, que hace las delicias de todos los que estamos alrededor (y luego nos vamos a nuestra casa, vamos lo que hacía antes él), pero que está sacando un carácter, que ríete tú de Esperanza Aguirre.
   Y aunque debo decir, haciendo honor a la verdad que, con todo, es el primero que te echa una mano en cuanto lo necesitas. No puedo evitar pensar, con esta mente calenturienta que tengo. Que mi preciosa sobrinita irá creciendo, con su mala leche, y mi hermano lo sufrirá. Y yo....., lo disfrutaré muuuucho.

5 comentarios:

  1. No hacía falta ni que escribieras nada. La presentación gráfica lo dice todo. Una imagen vale más que mil palabras,ja, ja, ja. Dentodas maneras, ajústadísimo a la realidad. ¿Cuando vienes a comer, nene?

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  2. te voy a partir las piernas, joder ni los pingüinos aguantan ya una broma.

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  3. A toca pelotas no lo gana nadie, las cosas como son,
    pero a mi me ha enseñado a se mejor persona,
    a ayudar sin esperar nada a cambio o a persar bien de los demàs antes de hacer un juicio
    equivocado...
    esta claro porque lo quiero ¿no?

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