lunes, 27 de septiembre de 2010

El hombre tranquilo

   Pues sí, no puedo definir de otra manera a mi tío (el marido de mi tía, no su hermano) . Es la tranquilidad en persona. Pero no porque no haga cosas, que cuando hay algo que hacer, no para ni un momento hasta que acaba. Sino porque todavía no le he visto sobresaltarse con ninguna de los ataques de locura de esta familia.
   Mis tíos, vivían muy tanquilitos, hasta que tuvieron la genial idea de comprarse una casa para los fines de semana. En un pueblecito, supertranquilo, que te puedes pasar todo el día en la tumbona sin oír apenas ruidos. Vamos, una maravilla. Pues cometieron el error de invitarnos a ir, que lástima, como si no nos conocieran.
   Porque mira que podemos llegar a ser pesados, que nos hemos llegado a meter todos en su casa (bueno, los dos pequeños no habían nacido), durante un fin de semana, hace un par de años.
   Cada año, nos vamos apalancado en su casa, por temporadas, todos los hermanos y mi madre. En cuanto pillamos un puente o vacaciones, allá que vamos. ¡¡Y cargados de niños!!. Les invadimos, nos comemos su comida, les ocupamos el sofá, las tumbonas, el baño, y ni mú. Oye, que no se queja. Y mientras mi tía, anda la pobre atacada, pensando en todo lo que hay que preparar para comer, o en como se va a dormir, según los que seamos. Él se mantiene en calma, y diciendo "no te preocupes, si comida hay, ya comeremos algo". Y ¿que hay que moverse todos los muebles de la casa para hacer sitio para dormir? Pues se mueven. Y además, se limpia la piscina, poda las plantas y hace las chapucillas necesarias.
   Eso sí, en el momento en que se sienta en el sofá, despídete de él. Porque tarda cero coma, en quedarse frito. Y ya puede estar en el salón la Banda de Tambores y Trompetas, del Cristo de las Tres Caídas, que no se despierta, a no ser que tenga que coger mejor postura.

  

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