domingo, 29 de agosto de 2010

Fin de semana libre

   Finde sin niños!!! y por supuesto, he aprovechado este par de días de paz, tranquilidad y tiempo para mí misma, para agarrarme un catarrazo monumental. Y ¿por qué?. Porque yo lo valgo, y si no me pasan estas cosas no me quedo a gusto.
   Resulta que he ido dejando cosas que tenía que hacer en casa, para el fin de semana. Porque así lo hago con más tranquilidad, y sin las dos mil interrupciones por minuto, que tengo que soportar cuando están mis txurumbeles en casa.
   En lugar de eso, me he pasado todo el fin de semana, tirada en el sofá en modo "ahorro de energía", y moqueando. Y encima, con cargo de conciencia, por no estar haciendo todas las cosas que se supone que tengo que hacer.
   Lo peor de esto, es que no es la primera vez que me pasa. Ya son varias las veces, que me organizo para hacer cosas en los días que los niños pasan con su padre, y me pasa algo. O un catarro, o una jaqueca de esas de no poder levantarme, o lumbalgia. Joer, de verdad, que lo mío no es normal. La cosa es enganchar algo, y si tiene que ser un catarro en pleno mes de agosto, pues se coge.
   Que por lo visto, esto de los catarros en verano es de lo más normal. Porque se suda, y luego te pones al lado del ventilador, o entras en el Mercadona, que tienen un aire acondicionado que no necesitan cámaras para meter los helados. Vamos, la cuestión es que es casi más fácil agarrarse un resfriado en verano, que en invierno, que va una forrada de ropa hasta las orejas.
   Esto de que es normal, me lo confirmó el otro día el pediatra de mis hijos, cuando le llevé a mi hija porque le dolían los oídos. Y sí, efectivamente, ella no se ha cogido un catarro veraniego, como todo el mundo. Mi niña se ha agarrado una amigdalitis, que mi pediatra, que no es en absoluto alarmista, casi le mete un chute de amoxicilina allí mismo. "La que te está liando" me decía.
   De modo que así estamos. Yo con mis mocos y mi cabeza que parece que tengo la Sinfónica de las bubucelas, y mi hija penando, porque cada vez le queda menos verano, y se le está fastidiando la piscina. Falta uno por caer.

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