viernes, 17 de septiembre de 2010

¿Qué puedo decir?

   Pues no sé muy bien qué contar. La verdad es que no tendría por qué contar nada, pero como que me he creado ya una obligación de escribir casi diariamente, y me da hasta cargo de conciencia si no pongo algo. Llevo un rato aquí plantada a ver si me inspiro y no acabo de dar con algún tema que me parezca lo suficientemente interesante o divertido para contarlo.
   Y hoy no he tenido un día especialmente intenso, así que, de ahí tampoco puedo tirar. Lo más interesante que me está pasando estos días es que mi txurumbel ha empezado el instituto, y aunque eso es, evidentemente, algo muy importante, de momento estamos como en una especie de limbo, en el que no sabemos si alegrarnos, porque parece que está contento y le está gustando el insti (claro que todavía no ha empezado en serio), o desesperarnos, por la mala organización, y consiguiente inseguridad y stress que nos provoca, del sistema de transporte escolar.
   De momento, lo que sí estoy haciendo es dar más viajes, que un concierto de Estopa. Porque acompaño al mayor al bus a las siete y pico. Luego a la peque al cole a las nueve. Entremedias, compras, cafés con el club del marujeo, hacer como que limpio, etc. A la una, recojo a la niña y, a las dos y pico al niño. Tres días por semana, le llevo al crío al repaso a las cuatro, y le recojo otra vez, a las cinco. Y la semana que viene, la bruja empieza el hockey, dos días a la semana de seis a siete. Vamos que como me salga trabajo, voy a tener que mirar mi agenda para ver si tengo un hueco.
   Y encima con esto del insti, me tengo que levantar a unas horas, que no están ni puestas las calles. Que el primer día que levanté a mi hijo para el instituto, me miraba con incredulidad, al tiempo que me decía, "pero mamá, que es de noche". Como si yo no me hubiera dado cuenta. Así que se levanta y va como un zombi, el pobre. Ayer, cuando terminó de desayunar le dije, "lávate los dientes, péinate y haz la cama". "¿A la cama?", me preguntó ilusionado, "sí, que más quisieras" le dije, y el pobre puso cara de "mi gozo en un pozo" y se fue a lavar los dientes. Así que, hasta que nos acostumbremos andamos hechos fosfatina todo el día.
   Bueno, pues con la tontería, ya he llenado unas cuantas líneas. Las suficientes para dar el trabajo de hoy como cumplido. Así que, hasta más ver.

P.D.    Esto es de relleno.


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